Hace unos días mi hija de siete años estudiaba en el colegio el origen de los alimentos; extrañada me comentó que una compañera había dicho que los yogures salían de la vaca. Una cuestión que no deja de ser anecdótica, pero que evidencia de manera palpable como los niños crecen, cada vez más, alejados de la naturaleza y de los animales. La rutina del día a día en entornos cada vez más urbanos, impide que los pequeños sean conscientes de la importancia de conocer e interactuar con la naturaleza; provoca además que los menores disfruten de las ventajas y oportunidades que la naturaleza les regala.
El desarrollo cognitivo que ofrece un paseo por el bosque, el cuidado de un animal, el mantenimiento de un huerto o incluso ¿Por qué no? la realización de trabajos de conservación de la naturaleza, es una evidencia más que probada para muchos psiquiatras y pedagogos
¿Cómo establecemos el contacto de los niños con la naturaleza?
Aunque puede resultar complicado, son muchos los padres y madres que apuestan por estrechar los lazos con la naturaleza; hacerlo de una forma atractiva y divertida para los niños es fundamental para captar su atención desde el principio
Aprovechemos las nuevas tecnologías: Negar la importancia de las nuevas tecnologías para los más pequeños del hogar es negar la evidencia; una buena página web puede convertirse en nuestro mejor aliado para captar su atención. Es el caso de Proyecto Tierra, una web en la que encontraremos temas interesantes para toda la familia. Las diferencias entre el lobo y el perro, sabes cual es el desierto más antiguo del mundo o descubrir cuantos corazones tiene un pulpo será una actividad divertida e interesante para toda la familia.
Nuestro día a día es una fuente inagotable de oportunidades para mostrar la importancia de cuidar la naturaleza. Aspectos como la contaminación, el reciclaje, el consumo excesivo, el cuidado de los animales que tenemos en casa o las especies arbóreas que tenemos en nuestros parques, pasan desapercibidos con demasiada frecuencia. Pongamos el foco de atención sobre ellos y los pequeños comenzarán a integrarlo en una parte fundamental de su vida presente y futura. Pararnos a oler una flor de un jardín u observar la forma que tienen las hojas de los árboles será una sencilla pero riquísima experiencia para ellos.
Una excursión al bosque o al campo siempre es una buena opción: El campo es para los niños un auténtico parque de atracciones, un lugar en donde mejorar su motricidad, su capacidad de atención y como no mejorar su salud, tanto física como mental. Un lugar ideal para inculcarles el amor por los animales y las plantas, así como la necesidad de cuidar nuestro planeta. Un espacio abierto, en el que la huella de hombre no se evidencia, es una oportunidad para explorar, para moverse con libertad y observar todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Es también una oportunidad para explicarles el daño que los humanos hacemos a nuestro entorno y aquello que podemos hacer para mejorar la naturaleza que nos rodea.
Conocer el entorno es el primer paso para que los niños y niñas de hoy, sean hombre y mujeres respetuosas y conscientes ambientalmente mañana. El amor por la naturaleza y su conservación es en definitiva el amor por la vida. Negarles este aprendizaje es negarles un futuro de calidad.