Situado a los pies del Santuario de los Milagros, en Baños de Molgas, lo que durante 20 años fuera un colegio interno dirigido por los Paúles, está a punto de convertirse, gracias a la Fundación San Rosendo, en una residencia para personas con discapacidad severa.
A sus puertas me recibe, Raquel, la Directora del Centro. Con familiaridad y amabilidad extrema, me enseña las instalaciones como quien enseña su casa recién construida. En cada una de sus palabras, se vislumbra el amor y dedicación por su trabajo, al que resta méritos para dárselos al equipo que la rodea.
La magnitud de las instalaciones, llama la atención a quien desde fuera desvía su vista hacia el recinto. La reforma, por el momento, se ha acometido en lo que en su día fueron los laboratorios y las habitaciones de los alumnos internos. Recorremos los 120 metros que tiene el pasillo exterior para entrar en lo que será el comedor. A su lado, como no puede ser de otra forma, una cocina equipada con las últimas tecnologías, neveras industriales, congelador industrial y una despensa.
No sabría decir el número de salas que recorrimos, la recepción, la sala para las actividades de las personas con discapacidad física severa, la destinada a realizar talleres, el comedor, la cocina, la enfermería, la habitación sensorial, la sala de las visitas, el gimnasio… Cada una de ellas está equipada con mobiliario completamente nuevo y pensado para hacer más fácil, la vida de los residentes.
“Nuestra finalidad, es hacer de las instalaciones, el hogar de aquellos que vengan para quedarse. Un lugar en donde, en la medida de sus posibilidades, puedan ser independientes, al mismo tiempo que se sienten realizados y plenos en el desarrollo de su vida diaria”.
La primera planta y la segunda están destinadas a las habitaciones, individuales o dobles, todas equipadas con un baño adaptado.
Cuando estamos a punto de finalizar nuestro recorrido por las instalaciones, Raquel me conduce hasta una enorme galería, llena de luz que da a un patio: “Esta parte no estaba prevista en la reforma, pero no podíamos desaprovechar esta luz y ese patio”. A través de la galería se accede a otra enorme sala que destinarán en principio a los talleres diarios.
A los pies del centro, una pista de atletismo, un pabellón y canchas de baloncesto que se espera, estén listas en breve, para ser integradas en la rutina diaria del centro.
En la parte trasera del pabellón, rodeado por un bosque, una pista de frontón luce de un verde vivo, a tono con el enclave que la rodea.
Raquel me enseña la parte del recinto que todavía no ha sido reformada. Lo que en su día fueron las aulas, el salón de actos o la capilla del colegio. A cada paso que damos, me siento más impresionada por las posibilidades que ofrece el enorme edificio, al tiempo que me llama la atención que unas instalaciones con tanto potencial estuvieran hasta ahora desaprovechadas.
Preguntada, por el punto diferenciador de este centro con respecto de los que ya tiene, Raquel me cuenta que el centro de Los Milagros es totalmente nuevo con la ventaja que ello da con respecto a otros centros que ya tiene la Fundación San Rosendo. La filosofía con la que desarrollarán su trabajo, es la misma que rige la esencia de todos los centros: “que el centro no sea una residencia, sea un HOGAR con mayúsculas”. Como ejemplo me pone el Centro que la Fundación tiene en Cornoces desde hace más de 40 años. Nos despedimos, aceptando la invitación que la anfitriona me hace, para que vuelva dentro de un tiempo, “cuando todo esté en marcha, así podrás ver de cerca nuestro trabajo”.
Decir que aunque la Fundación San Rosendo es una entidad privada, en todas sus residencias se reservan un número de plazas para la Xunta, a las que se puede acceder como a cualquier otra residencia pública.
“que el centro no sea una residencia, sea un HOGAR con mayúsculas”
Agradecer a la Fundación, las facilidades dadas desde el principio para realizar este reportaje, especialmente a Raquel por su total disponibilidad y familiaridad para recibirme.
A Ana, por encargarse de que fuera posible.
Para tener más información acerca del centro o solicitar plaza, podéis visitar la Web de la Fundación San Rosendo.