La profunda depresión que decía sufrir tras la pérdida de sus progenitores le hacían merecedor de pleno derecho de una pensión de orfandad. Así lo entendía y así lo solicitó primero en sede administrativa y después por vía judicial un ourensano que tenía cuando inició los trámites 50 años.
La administración fue la primera hace dos años en tumbar su pretensiones económicas; ahora es el Tribunal Superior de Xustiza de Galiza quien ha rechazado su reclamación, al entender que no sufre ninguna incapacidad que le impida trabajar y ganarse la vida por sus propios medios.
Con esto, pocas opciones le quedan para conseguir su pretendida pensión tras una batalla que con 50 años cumplidos emprendía convencido de su derecho.