Un vecino de Verín de 36 años fue identificado el pasado sábado por el dueño de una pizzería de Verín, como la persona que había sustraído de su caja registradora 90 euros.
Aprovechando que el dueño del local se encontraba en la cocina entró y sin mediar palabra se dirigió a la caja registradora, donde fue descubierto tras hacer ruido con las monedas. Al oír el ruido el propietario salió de la cocina, momento en el que el presunto ladrón se fue sin ningún tipo de enfrentamiento, pero dejando atrás la cartilla del banco que se le había caído. Gracias a ella se pudo identificar al sujeto, un viejo conocido de los agentes por su pasado delictivo.
A pesar de la sangre fría demostrada en la comisión del hurto, se olvidó de no dejar ningún rastro de su paso por la zona.