Visitar Aceredo se ha convertido en el plan familiar en los últimos fines de semana; visitantes llegados de toda la provincia e incluso del otro lado de la frontera colapsan las inmediaciones de la aldea con una única intención: visitar lo que queda de la aldea después de que la ausencia de lluvias hayan dejado el nivel del embalse de Lindoso a mínimos.
Ese era el plan de un joven portugués que en el día de ayer acabó ingresado en el CHUO con una pierna rota, tras intentar saltar por una zona de difícil acceso. La jornada del sábado, otro joven tuvo que ser trasladado al centro hospitalario ourensano tras haber sufrido también una caída.
A pesar de que las ruinas están al descubierto, no hay que olvidar que el terreno es resbaladizo y en ocasiones potencialmente peligroso, con lo que conviene extremar las precauciones. Adentrarse entre las casas y rincones de lo que en otra época fue un pueblo habitado, a la vista está puede salir muy caro.