Un equipo de la Policía Científica llegado desde Madrid, se afana en buscar pistas sobre el triple asesinato que en 2004 sacudía a la ciudad de Burgos. Un matrimonio formado por un vecino de Burgos y su mujer de origen ourensano, aparecían muertos junto al cuerpo de su hijo de 12 años. Todos ellos habían sido brutalmente acuchillados hasta acabar con su vida.
Diecisiete años después, un coche estacionado desde hace años en el depósito de la comisaría de la Policía Nacional en Ourense, podría arrojar alguna pista que ayude a esclarecer este triple crimen.
El coche permanece en custodia desde que se detuvo al otro hijo de la pareja mientras lo conducía; Rodrigo que así se llama el joven y único miembro de la familia que sobrevivió a los terribles hechos, fue sospechoso de este triple crimen; unas sospechas que se basaban en indicios que la policía no pudo sostener, por lo que fue puesto en libertad, tres días después de ser detenido.
Los agentes buscan en el coche, un Audi blanco matrícula de Burgos, algún resto biológico que pueda arrojar alguna sombra de culpabilidad sobre Rodrigo o sobre el otro sospechoso, un vecino del matrimonio que fue detenido por realizar pintadas ofensivas en la lápida del matrimonio y que actualmente se encuentra en prisión cumpliendo condena por el asesinato de una mujer.
La familia de la mujer asesinada, residentes en Verín siempre mantuvieron la culpabilidad de Rodrigo, personándose en su día en su contra. Tras su puesta en libertad el joven los denunció y rompió toda relación con ellos.
Ahora el posible hallazgo de nuevas pruebas, podrían suponer la reapertura de un crimen que lleva 17 años sin resolver.
