El pasado verano la imagen de la caída de unos vagones al cauce del Río Sil levantó la indignación de los ecologistas y la ciudadanía en general por el ataque al medio ambiente que esto suponía. Los vagones, eran los restos de un descarrilamiento que se había producido cerca de la estación de Sobradelo. Para desalojar las vías, Adif decidió despeñarlos ladera abajo, llegando incluso uno de ellos al río.
Casi un año después la magistrada Nuria Valladares ha dictado auto de sobreseimiento provisional de la causa al entender que «no queda acreditada la existencia de un peligro grave o sustancial para el medio ambiente». Para el dictado de dicho auto se ha basado en el escrito presentado por la fiscal Carmen Eiró, encargada de los delitos medioambientales en Galicia.
Así mismo, los informes emitidos por la Xunta y por la Confederación hidrográfica del Miño-Sil, recogían la inexistencia de daño en el entorno o de haberlo existido ya habría sido reparado. En su día la Xunta llegó a proponer para Adif una multa de 35.000€.
Posteriormente Adif publicó en su perfil de Twitter que en las labores de recuperación de los vagones, se habían adoptado todos los medios de protección del medio ambiente, verificándose además el estado de los materiales que habían caído al Río.