Quien trabaja como comercial sabe lo duro es que conseguir una venta al final del día, que se lo digan a Francisco E.L. un comercial de una empresa telefónica que presuntamente decidió engrosar su balance de ventas haciendo contratos de líneas de teléfono a nombre de personas que no lo sabían.
El acusado, se enfrenta a dos años y medio de cárcel como pena por el delito que se le imputa: falsedad en documento mercantil, en concurrencia con otro de estafa. El acusado realizaba contratos de telefonía para conseguir las ventajas de la empresa por su nivel de ventas, llegando a usar sin su permiso el nombre de su esposa o de una compañera de trabajo. El importe de estas y otras facturas, unos 1470 Euros, se las cobraba a otros clientes que si habían contratado los servicios de telefonía que ofrecía el acusado.