Hacía dos días que los agentes de la Guardia Civil habían interceptado a un conductor ebrio por las calles de O Barco. Tras realizarle las pruebas pertinentes, se comprobó que triplicaba la tasa máxima de alcohol permitida. En ese momento los agentes inmovilizaron su vehículo poniéndole un cepo para evitar que pudiera tener un accidente.
Poco le importó a F.J.D.L de 63 años, a los dos días volvió a por su coche tras solicitar que le retiraran el sistema de inmovilización. Los agentes que acudieron a su llamada no encontraron ni el vehículo ni a su conductor que no fue localizado hasta la madrugada del miércoles.
En esta ocasión el sujeto se negó a realizar las pruebas de alcoholemia ante el requerimiento de los agentes que pudieron comprobar como mostraba evidentes signos de embriaguez.
Y como no hay dos sin tres, durante la tarde del miércoles consiguió movilizar el coche otra vez; en esta ocasión fue localizado en los alrededores de su domicilio.
La Guardia Civil todavía no se explica como es posible que pudiera conducir el vehículo con uno de los extremos del cepo sujeto al volante.