Los escaparates de la ciudad amanecían el pasado martes con los carteles de las Rebajas. Los primeros clientes hacían cola en la puerta de los principales comercios de la ciudad antes de que abrieran,para no perderse los chollos del día.
Las colas en las cajas a la hora de pagar no desanimaban a los numerosos clientes presentes. Había quien deseaba cambiar alguna prenda que los Reyes Magos habían dejado, otros sin embargo, aprovechaban para hacer uso de las tarjetas regalo que sus Majestades dejaron en los zapatos de numerosos ourensanos.
Entre los comerciantes locales la voz era unánime, las rebajas tienen cada día menos sentido. El Black Friday de noviembre se lleva buena parte de los presupuestos de las rebajas, al tiempo que es aprovechado para hacerse con los regalos para la Navidad.
La competencia feroz del mercado online, con ofertas y descuentos fuera del periodo de rebajas, hacen que durante casi todo el año se estén disfrutando de precios ventajosos. A ellos no les queda más remedio que adaptarse a los nuevos tiempos y ofrecer descuentos durante diferentes épocas del año, no solo durante la terrible cuesta de enero.