Tras la decisión de la Xunta de postponer hasta septiembre la apertura de las escuelas infantiles, son muchas las familias que se enfrentan a un verano complicado. A esto se le suma el no poder recurrir en muchos casos a los abuelos, ante la vulnerabilidad que sufren ante el COVID-19.
La vuelta al trabajo de los progenitores ha supuesto un quebradero de cabeza para muchos de ellos que ven en la palabra conciliación una utopía.
Los mismo sucede con los ancianos que acudían a los centros de día que tampoco podrán ser reabiertos. Las familias se afanan ahora en buscar un cuidador que les ayude a compaginar sus trabajos con el cuidado de sus mayores.
Tras el anuncio de no reabrir las guarderías y los centros de días, la Xunta anunció la concesión de una ayuda de 500€ para aquellas familias que tuvieran que contratar a una persona para realizar estas tareas de cuidado.
De momento las ayudas no llegan y las familias se afanan en buscar a alguien a quien confiar el cuidado de sus seres queridos.