Para el recuerdo queda ya esta imagen del verano. La demanda de los cubitos de hielo fue tal debida a las temperaturas registradas durante todo el verano, que las fábricas no daban abasto. Los supermercados se vieron obligados a limitar la venta de bolsas de hielo por cliente.
Las continuas olas de calor, sumadas a la gran afluencia de turistas en nuestro país y la subida de los costes de producción, provocaron que se temiera por la falta de existencias en todo el país.
La alarma provocada entre los ciudadanos, como ya sucediera con el aceite de girasol tras el comienzo de la invasión en Ucrania o con el papel higiénico al inicio de la pandemia hicieron el resto.