Durante el estado de alarma fueron numerosas las ocasiones, en las que la policía local tuvo que acudir hasta la zona del Posío tras las llamadas de los clientes de los bares que se veían agredidos por un indigente que además vagaba por la ciudad sin mascarilla.
En más de veinte ocasiones los agentes de la policía local acudieron a locales de hostelería, entidades bancarias o comercios locales en los que los trabajadores sufrían las actitudes en muchas ocasiones agresivas de Humberto. Al final de estas intervenciones y tras charlar con él, Humberto, que así se llamaba hacía caso a los agentes, algo que no siempre estaba dispuesto a hacer. Debido a su actitud beligerante, en varias de estas intervenciones acabó siendo conducido a dependencias policiales.
Él mismo pidió a las autoridades judiciales que lo enviaran a prisión: así lo hicieron e ingresó en la cárcel ourensana del Pereiro desde donde fue trasladado al centro coruñés de Teixeiro que contaba con un módulo para personas con enfermedades mentales.
A los pocos días de ingresar en el centro penitenciario coruñés, fue trasladado al Hospital herculino en donde finalmente falleció a los 43 años, el pasado mes de septiembre.