Eran las 23:04 horas del 2 de enero, cuando una mujer entraba en las urgencias del hospital de Verín a punto de dar a luz. Tras el primer reconocimiento de los facultativos, se preparó todo para un parto inminente.
Desde Verín se requiere que acuda un pediatra ya que la embarazada no llegaría a tiempo a Ourense. Desde Ourense le dan la orden de que trasladen a la mujer de manera inmediata, algo a lo que desde Verín se niegan tras haber dando parte al juez de guardia.
La madre, mientras tanto iniciaba el trabajo de parto. Andrea Larisa nacía una hora después sana y sin complicaciones.
Todo esto que bien podría ser el argumento de una película, lamentablemente no lo es. El cartel de Fin se puso cuando los padres se negaron a separarse de su hija. La pediatra en una maniobra para deshacerse de toda responsabilidad, advirtió a los progenitores que ellos serían los culpables de poner en peligro la vida de su hija si no dejaban que el traslado en la incubadora llevada al efecto se realizaba. Sus padres lo impidieron.
La comitiva encabezada por la pediatra, regresó a Ourense, sin cumplir lo que ellos llaman el protocolo. A su salida los esperaban miembros de la plataforma que permanecen cerrados en el centro bajo el lema «Verín non se pecha«
Un sin sentido que lamentablemente sigue sumando capítulos sin importar lo más mínimo lo que suceda a los auténticos protagonistas: los padres y el bebé. Ahora parece que algunos facultativos están más preocupados por cumplir un protocolo establecido por los políticos, que salvaguardar la vida de una parturienta y su bebé.