Todo empezó el día 12 de febrero del 2018 cuando un jóven se presentó en la comisaría de la policía para presentar una denuncia. El esta se indicaba que dos personas disfrazadas de pollos amarillos le habían robado un iPhone.
Según la denuncia, mientras que uno de los «pollos» le sujetaba para inmovilizarlo, el otro le robaba el teléfono iPhone, valorado en unos 1160 euros.
El grupo de Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) después de investigar el caso ha llegado a la conclusión de que todo era mentira y que nadie le había robado su móvil. Incluso el denunciante lo seguía usando habitualmente.
El joven de 25 años fue detenido este jueves y trasladado a las dependencias policiales. En el registro se localizó el iPhone entre los objetos que portaba en el momento de la detención.
A las pocas horas fue puesto en libertad con cargos a la espera de juicio.