La foto que acompaña este artículo, ha sido enviada por un lector, en ella podemos observar como la calle Concordia tiene poco o nada de peatonal y mucho de aparcamiento. Todo aquel que se atreva a pasear por su calzada, debe saber que se arriesga a una sonora pitada e incluso que algún coche acelere para que se aparte, otra cosa no, pero mal genio abunda y mucho en estos tiempos.
No falta tampoco el aguerrido conductor que se cree en el derecho de bajar la ventanilla para explicarnos con su «sonoro» tono que las aceras están para algo; no sea que nos atropelle y estropeemos su radiante coche violeta (si, violeta… cada cual elige la forma en la que quiere destacar en este mundo, además de por sus más que discutibles modos.)