Ser cliente de Abanca se está convirtiendo en un ejercicio de paciencia continua, a las colas que existen cada día en las cada vez menos numerosas oficinas, hay que sumar la cola en los cajeros automáticos.
Cada vez es mayor el número de gestiones que los clientes se ven obligados a hacer en el cajero automático, lo que podría suponer un ahorro de tiempo; una suposición que no se cumplía esta mañana en la oficina que la entidad tiene en la Calle Ervedelo. Los clientes afirmaban que es una situación que se repite día tras día: «Algunas gestiones ya no las puedes hacer en mostrador, te obligan a hacerlas en el cajero, otras solo puedes hacerlas a determinadas horas y encima las comisiones que pagamos aumentan cada día: esto es un atraco a mano armada»