No ha hecho falta que pasen muchos días para que los incívicos dejen su huella en las decoraciones navideñas de la ciudad. En esta ocasión ha sido el simpático duende que forma parte del poblado navideño de Bispo Cesáreo el blanco de sus «hazañas».
La figura en cuestión muestra pintadas en distintas partes del cuerpo, aunque ha sido la cara la que se ha llevado la peor parte. Esperemos que este tipo de actos vandálicos se queden aquí.