Fortunato, un romántico incurable, estaba enamorado de Fungilda. Lleno de esperanzas, decidió preguntarle qué era lo que más le gustaba de él. La respuesta de Fungilda fue devastadora:
Fungilda: «Verte marchar, me deja más tranquila y descansa mi mente por no tener que seguir aguantándote.»
Aunque su corazón se rompió en mil pedazos, Fortunato decidió tomarlo con humor.
Fortunato: «¡Ah, Fungilda! Eres una experta en relajación mental. Quizás debería abrir una academia de terapia, y mi partida podría ser el primer ejercicio para liberar tensiones.»
Seguro que alguna vez te ha pasado una situación parecida, que implica que la cosa está llegando a su fin. Pues esta vez se ha convertido en un chiste.