El insomnio visitó a Leiras, cuya noche se vio interrumpida por los estruendosos ronquidos de su esposa. La situación desató molestia y sospechas, acusándola de fastidiar intencionadamente. Aunque frustrante, la anécdota resalta la importancia de mantener una perspectiva humorística en la vida. Quienes han compartido cama con roncadores saben bien de la lucha por el descanso. ¿Quién no ha experimentado veladas interrumpidas por los estruendosos ronquidos de un ser querido o vecino? Un recordatorio de que la convivencia incluye desafíos nocturnos.